El proyecto de retejer el territorio, evidencio la presencia de una serie de organizaciones, culturales, ambientales y sociales, que vienen trabajando en los territorios de las cuencas de los ríos Fucha, Tunjuelito y Bogotá, con diferentes niveles de incidencia y aportando a la construcción de organizaciones socioculturales.
Se destacó en estos encuentros, como el ejercicio y las prácticas culturales, en estos sectores, es una muestra de como se ha venido descentralizando estas actividades a la periferia de la ciudad, teniendo en cuenta, que la oferta cultural históricamente se ubica en el centro y norte de la ciudad. Se caracteriza estos fenómenos como dentro de la cultura “underground”, por fuera de los formatos y contenidos de la cultura de mercado.
La mayoría de las organizaciones se autofinancian, prestando servicios en sus comunidades y aplicando a proyectos distritales y locales, como son las Becas de estímulos y los presupuestos participativos. Es importante resaltar, cómo los participantes de las organizaciones, exigen que se valore la fuerza de trabajo y la creatividad de los artistas, pues si bien es cierto ellos son solidarios son las causas comunitarias, también necesitan una retribución a su trabajo profesional y artístico.
Una característica de muchas de las organizaciones, es que trabajan integralmente en las dimensiones, cultural, ambiental y social, lo que las hace más interesante, pues son organizaciones culturales, con una alta sensibilidad por la armonía de la humanidad con la naturaleza y la construcción social e histórica.
En el recorrido de retejer el territorio, se evidencio que en algunos sectores donde históricamente se había tenido algunos procesos sociales y culturales, se fortalecieron. Y en los sectores, especialmente que se consideraban de mayor estrato y que no había procesos culturales, el día de hoy se han venido surgiendo procesos, en los sectores de Castilla, Marsella, Las Américas, Timiza y Tintal en la última década
El trabajo integral de algunas organizaciones, ha aportado a realizar el seguimiento a procesos del cuidado de los humedales desde lo técnico y lo jurídico, la resistencia a los procesos de gentrificación a través de los proyectos de renovación urbana.
Uno de los principales necesidades es tener espacios propios, por ello es importante señalar como algunas de la organizaciones culturales, tiene espacios de encuentro, los cuales a partir de la autogestión de emprendimientos y tiendas alternativas se sostienen con dificultades, pero hay una gran mayoría de organizaciones, que han venido generando apropiación de espacios públicos a través de las presentaciones artísticas, ensayos callejeros y huertas, al no existir espacios idóneos para las prácticas, encuentros y circulación de la producción artística.
En los encuentros se manifestó la necesidad de reencontrarnos y retejer el territorio, teniendo en cuenta que las dinámicas sociales y los movimientos del 2029 y 2021, generaron tensiones, que podríamos simplificar en una de los expresiones de los asistentes, “estamos rotos y rotas” argumentado la falta de coherencia de algunas organizaciones y sus liderazgos. Por ello se plantea que esto se supere, en el consenso de identificar las causas comunes , construyendo y debatiendo las diferencias desde el amor y la conciencia de trabajar en colectivo.
Por ello se propone mantener la articulación entre las organizaciones donde el diálogo sea el eje fundamental, en los espacios de construcción socio cultural de manera colectiva, evitando las prácticas individualistas
Uno de los elementos, que generan muchas tensiones a las organizaciones sociales, son los procesos electorales, que dinamitan la confianza de las organizaciones es la falta de claridades en estos momentos, lo que he generado conflictos, por ello se insiste en el diálogo sobre las diferencias desde la fraternidad.
Algo que todas las organizaciones manifestaron y resaltaron, fue la importancia del reconocimiento de nuestra identidad, por ello, plantean que es el momento de descolonizar el pensamiento y reconstruir las identidades diversas de lo que somos.
Por último algunos de los participantes, manifiestan que en este proceso de retejer el territorio, es necesario establecer unos mínimos consensuado ya aceptados en colectivo.
El proyecto " Casa Nakuma" nace como un punto de encuentro generacional, un espacio
donde las personas no solo aprenden, sino que también sanan. Valentino, un líder de la
comunidad, describe cómo en sus inicios, Nakuma fue un espacio adaptado de manera
improvisada, y a lo largo del tiempo, se ha convertido en un lugar donde la práctica artística
—desde la percusión hasta la pintura y los tejidos— permite a sus participantes superar la
tristeza y la depresión. El arte no solo aclara la mente, sino que también fortalece el sentido
de comunidad. Sin embargo, enfrentan limitaciones debido a la falta de recursos y la
necesidad de restaurar su sede, una casa deteriorada, cuyos dueños desean vender. Desde
2015, con el regreso de Alejandro al barrio, se gestionan becas y recursos para mantener el
proyecto en pie.
La casa Nakuma se caracteriza por trabajar fibras naturales como la caparrapi, conocida
localmente como Nakuma, y ha creado un enfoque integral que abarca la música, la
percusión, el tejido y el emprendimiento. Entre sus ambiciones futuras está la creación de
un estudio de grabación, un espacio que permita potenciar su impacto cultural y social.
Por otro lado, la Casa Vive (Alba de la vida) se presenta como un espacio cultural
inclusivo, donde se encuentran personas con discapacidades. Aquí, el arte y la cultura se
entrelazan para empoderar a estos individuos, ofreciéndoles un lugar donde pueden ser
vistos y respetados como artistas. Este proyecto, con una historia de más de 13 años, ha
impulsado eventos como la "Batucada por la paz", en colaboración con la alcaldía local,
utilizando instrumentos artesanales y arte escénico para promover la dignidad de las
personas con discapacidad.
El arte es visto como una herramienta de transformación, con iniciativas de rehabilitación
basadas en capacidades (RBC), donde la diversidad de las personas y sus historias se
convierte en un valor a celebrar, no en una barrera. A pesar de los desafíos económicos, el
grupo de seis personas que lidera esta casa sigue luchando por la visibilización y la
inclusión en la cultura.
Artritis, un colectivo de artistas, también se suma a esta lucha. Con su lema "Se inflama el
arte, no las articulaciones", promueve la descentralización del arte plástico y la búsqueda de
espacios dignos para la exposición de obras. Iniciado como una página web para enseñar y
comunicar, Artritis ha crecido para organizar exposiciones itinerantes en lugares como
Kennedy y otras regiones de Bogotá. A pesar de la falta de espacios adecuados, el colectivo
busca abrir más oportunidades, no solo para los artistas consagrados, sino también para los
emergentes.
SIE y Munay Huken, otros dos proyectos comunitarios, representan espacios de resistencia
cultural y ambiental. SIE, con la participación de estudiantes de licenciatura de la
Universidad Distrital, y Munay Huken, un refugio seguro para actividades artísticas y
ambientales, han encontrado en el arte una forma de enfrentar problemáticas como el
consumo de sustancias psicoactivas y la gestión de residuos en zonas críticas de la ciudad como Andalucía y El Vergel.
En todos estos espacios, la economía sigue siendo un factor
limitante. Sobreviven de convocatorias y becas, y su permanencia depende de la
continuidad en el apoyo institucional. Sin embargo, todos comparten el objetivo de tejer
comunidad, apropiarse de la memoria viva, y resignificar la cultura desde la sostenibilidad,
empoderando a ciudadanos críticos y conscientes de su entorno.
Estos esfuerzos destacan la importancia de la educación comunitaria, el compartir de
saberes y la construcción de una agenda cultural inclusiva, que no solo visibilice a los
actores académicos y empresariales, sino también a los niños, quienes son el futuro de estas
iniciativas. Las bibliotecas humanas, huertas y aulas ambientales son parte de este esfuerzo
por incidir en la educación artística y cultural, promoviendo una resignificación de la
cultura que integra la memoria, la identidad y la sostenibilidad.
Texto en construcción
Texto en construcción
Memorias Fotográficas
Fotografías capturadas en los encuentros “Volver a Tejernos” 2024 en la localidad de Techotiba.